sábado, 11 de septiembre de 2010

No detengan a Convit !

Por: Edison  Nava 



La expectativa es enorme. Las miradas de miles de esperanzados pacientes están puestas sobre las investigaciones desarrolladas por el eminente científico venezolano Jacinto Convit, en torno a la terapia autoinmune para curar el Cáncer. Sin embargo, desde el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (Ivic), surgen voces que piden “que las autoridades detengan la aplicación de la vacuna a los participantes del proyecto”. Me pregunto si el Ivic ofrece algo mejor que el Dr. Convit para el tratamiento de esta terrible enfermedad. Me pregunto un poco más: ¿Ofrece el IVIC al menos una alternativa a la quimioterapia? O sólo se trata de “consideraciones éticas”. Por este desagüe se han perdido quizá cuantas alternativas viables para ésta y otras graves dolencias de la humanidad.

Los dogmáticos de la bioética que buscan frenar la investigación del Dr. Convit, así como la aplicación de la autovacuna en seres humanos, van en caída libre por el despeñadero que les impone la realidad. La investigación de Convit está inspirada en los mismos principios que sirvieron para desarrollar la vacuna contra la Lepra y, luego, contra la Leismaniasis. El modelo experimental de Convit para el desarrollo de la vacuna contra la Lepra incluyó pruebas previas con animales que incluían mamíferos, reptiles y peces.

Entre los principios básicos de la Bioética se cuenta el de no maleficencia, referido al respeto a la integridad física y psicológica del paciente, apuntando principalmente a aquellas técnicas que pueden acarrearle daños o riesgos severos. No puede quien esto escribe imaginar un procedimiento clínico que se aproxime más a esto que el de la Quimioterapia. El acceso a los servicios médicos es otro aspecto subyacente al tema de la Bioética. La autovacuna Convit tiene un costo de producción que oscila entre cinco y diez dólares, unos cuarenta y tres bolívares, siendo completamente gratuita para el paciente, lo cual contrasta abiertamente con los cuantiosos intereses de la industria farmacéutica transnacional. Un tratamiento de quimioterapia oral para un mes cuesta alrededor de doce mil bolívares. ¿Cuántos no mueren en el mundo por no poder acceder a los costosísimos tratamientos médicos contra el Cáncer?

Los protocolos médicos oncológicos, sometidos a todas las pruebas aprobadas por el establishment científico no han llegado más allá de ofrecer una sobrevida precaria del paciente con cáncer, en razón de su ineficacia y terribles efectos secundarios. Esa es la verdad. Cualquiera puede revisar las estadísticas.

¿Puede considerarse ético dar como única opción a los pacientes con cáncer un tratamiento que un número importante de oncólogos afirma que no se aplicaría a sí mismo o a un ser querido? ¿Cómo es que estos “gladiadores de la ética” siguen empeñados en defender como único un tratamiento capaz de causar daños permanentes en órganos tan vitales como el corazón, pulmones, riñón, hígado y órganos reproductores, entre otros, y que pueden hacer sobrevenir incluso la muerte del paciente?

Los pacientes que se someten al tratamiento autoinmune del Instituto de Biomedicina lo hacen a plena conciencia de que se trata de un protocolo en fase experimental, ejerciendo su sagrado derecho a decidir autónomamente sobre los aspectos vitales de su existencia.

No se corresponde con la ética poner a los pacientes en el callejón sin salida de la costosa y perniciosa Quimioterapia. Lo verdaderamente ético sería colocarse al lado de esta investigación e invertir todos los esfuerzos científicos en impulsarla, en vez de pedir, cual inquisidor, que se detenga. Los “modelos experimentales”, los “protocolos aprobados”, el dogmatismo y la defensa de multimillonarios intereses no pueden estar por encima de la vida misma. Viene a mi memoria Galileo Galilei, cuando agregó, inmediatamente después de retractarse ante la Santa Inquisición, “y sin embargo se mueve”.

Convit ha sido objeto de los más importantes reconocimientos del mundo científico a escala planetaria, pero ninguno será, seguro estoy, más indeleble y apreciado que la gratitud de su pueblo y el de la humanidad toda.

edisonnava36@hotmail.com





martes, 17 de agosto de 2010

Un debate sobre las prótesis mamarias


JACINTO CONVIT - Ultimas Noticias - Venezuela
Domingo, 28 de octubre de 2007



Mi querida Venezuela. En carta anterior publicada en "Últimas Noticias" del 29 de julio de 2007, te presenté cuenta de mis actividades como médico. En esta oportunidad me impulsa dirigirme a ti de nuevo, con la finalidad de referirme a un grave problema que padece nuestro pueblo como consecuencia del empleo de prótesis con finalidades estéticas, concretamente a la aplicación de las denominadas prótesis mamarias que, en la mayoría de los casos, son realizadas con fines estéticos, con el pretendido fin de lograr una belleza más armónica.







La preocupación que existe en un grupo de servidores públicos ante la influencia de factores socio-económicos, socio-culturales, e inclusive éticos, vinculados a esta situación, nos obliga a dirigirnos por este medio, a los profesores, estudiantes y trabajadores de las universidades venezolanas, así como a diversas instituciones y gremios profesionales que puedan sentirse involucrados, tal como el Instituto Nacional de la Mujer, el Ministerio de Poder Popular para la salud, el Instituto Venezolano de Seguros Sociales, los colegios de psicólogos, entre otros.

Las intervenciones que se aplican en las prótesis de los senos femeninos, con la esperanza infundada de lograr la belleza armónica, ya nos trae en forma anecdótica la triste y preocupante situación de padres que durante la ceremonia del cumplimento de los 15 años de su hija, quien aún no ha logrado culminar su desarrollo físico, le han dado como regalo el financiamiento de la intervención quirúrgica. Este regalo que se basa en la confianza que generan las actuaciones profesionales, será recordado en muchos casos con pavor, al presentarse graves consecuencias provocadas por dichas intervenciones.


En Venezuela las técnicas médico-quirúrgicas son aplicadas por personal especializado, pero debido al gran aumento del uso de la prótesis mamarias, ha originado que éstas sean aplicadas también por personal no técnico, con el uso de material posiblemente no adecuado.


Esta falta de criterios definidos ante los aspectos antes tratados, ha producido una alta incidencia de fenómenos secundarios, tanto locales como sistémicos, entre los cuales mencionaremos artritis reumatoidea, enfermedades del colágeno, dolor intermitente, creando así un nuevo cuadro patológico.

Consultas realizadas a un microbiólogo, aclaran el mecanismo de producción de los fenómenos secundarios en un caso de prótesis mamarias; corroborado con la desaparición de dichos fenómenos al retirar la prótesis. Un hecho comprobado en senos con prótesis, es la producción de hemorragias intracapsulares después de pequeños traumatismos (situación por demás, frecuente), lo cual podría ser origen de muchos de los fenómenos secundarios. Este último aspecto no excluye los fenómenos secundarios observados en intervenciones realizadas por expertos.

Se ha agregado a la lamentable situación antes descrita, otras consecuencias por los tratamientos realizados por inexpertos.

Por lo tanto, ante una situación que puede crear problemas graves, sugerimos realizar consultas a profesionales con gran experiencia en el campo de la Microbiología, Medicina Interna, Oncología, Cirugía Estética, etc. Como consecuencia de la situación mencionada, nos hemos planteado algunas preguntas: (a) ¿El maltrato que ocasionan las prótesis de los senos podría contribuir al aumento exagerado del cáncer mamario observado al menos, en la última década, que junto con otras causas de origen ambiental así como genéticas intervendrían en la afección mencionada? Nadie podría contestar a ciencia cierta esa pregunta, pero existe la interrogante que plantea el aumento exagerado del cáncer mamario.

(b) ¿Las intervenciones orientadas al aumento del volumen de los senos, cuyo objetivo es lograr la belleza armónica, consigue tal vez dicho objetivo, o lo que se quiere es alcanzar como objetivo la idea peregrina que sugiere el título de "sin tetas no hay paraíso"? Pensamos que estas ideas erradas inculcadas a nue! stra soc iedad, a la cual debemos defender los servidores públicos, y estimulada esta situación por las actividades de instituciones multinacionales que ofrecen financiamiento para dichas intervenciones con créditos a pagar en 36 meses, mostrando un claro ejemplo del "capitalismo salvaje" denunciando fuertemente por uno de los Papas que más ha influido en nuestra formación cristiana, Juan Pablo II.


Por último, deseamos hacer énfasis en el hecho, no menos lamentable, y quizá el más crítico, de que las mencionadas intervenciones en los senos pueden provocar una perturbación de la función de las glándulas mamarias en la producción de la leche materna, escogida como alimento fundamental en el primer año de la vida del niño, y se nos antoja como un atentado al derecho humano que nuestro Dios ha dado para la perpetuación de la especie, que depende, en buena medida, del funcionamiento saludable de la función mamaria y que seguramente está incluido en el significado global de la frase del extraordinario poeta William Shakespeare: "Aquellos que han saboreado la leche de la humana ternura" considerando que no existe acto humano más tierno que el de la madre amamantando a su niño.


En estos momentos de angustia colectiva, los que nos autodenominamos "servidores públicos", queremos dar a conocer estas ideas, con el objeto de llamar la atención de nuestra sociedad por la profunda inquietud que nos inspira, a nuestro entender, una amenaza contra la mujer, la belleza y la máxima expresión del género: el ser madre, al interferir indirectamente en la perpetuación de la especie.


Esperamos provocar un intercambio de ideas en un ambiente democrático y plural, donde siempre cristaliza el progreso y el desarrollo humano. Esta carta podría dar lugar a encuentros de reflexión y la elaboración de un documento a ser firmado por numerosos profesionales que han planteado la necesidad de una alerta social sobre el tema.



JACINTO CONVIT






lunes, 16 de agosto de 2010

En busca del seno perdido

Octubre 2007



El seno acoge, también lo hizo el vientre. El seno nutre, si contamos con suerte. El seno crea las primeras huellas en la realidad del vínculo, si contamos con suerte y nos toca. Si así lo dice y lo decide nuestra madre.

Fantaseo que muchas madres se encuentren en el dilema de si éste es para el hijo o para el padre, o para el que potencialmente pueda jugar ese papel. De todas maneras, es común que el seno esté profundamente cargado de "imaginario" y de simbolismo.

¿Cuánto de ese simbolismo ha concientizado y compartido una mujer cuando decide entregar su estructura física para un cambio de imagen corporal a un "estetólogo"?

Caminos sin interlocutores, supongo, son los que se transitan. Decisiones bastante solitarias. ¿Quién guía: Don Dinero o Doña Belleza? ¿El impacto es para quién? ¿Para los pares: otras mujeres? ¿Para un objeto del deseo? ¿O es una compulsión imprecisa marcada dentro de un patrón cultural que nos envuelve?

Un inquieto e inconforme hombre de 94 años, médico, me invita a sumarme a su causa, a través de un artículo de opinión publicado en la edición dominical del tabloide "Ultimas Noticias", el pasado 28 de Octubre de 2007. "Esto es inconcebible", dice. No es posible estar impasible ante lo que se sabe de alguna manera contranatura. Un implante: cuerpo extraño, fuente de edemas ante cualquier frecuente tropiezo, acumulación de miasmas que nadie supervisa.

Hay anuncios de riesgos. Pero, ¿quién sigue las recomendaciones? ¿Sólo cuando el daño está hecho? ¿Por cuál razón o motivo?

¿Tan poca cosa somos los hombres en el imaginario de esas mujeres que suponen nos dejamos llevar hipnotizados por los valores de belleza "redonditos y buchones" que ahora imponen los libros de medicina?

¿Quién quiere quedarse pegado en los nuevos patrones, cuando la belleza está expresada en forma múltiple? Sin embargo, por ahí se escucha en la calle a alguno que sigue sus patrones de novela en la vida cotidiana, comentando ante el desparpajo de alguna fémina que quiere entrar en el mercado competitivo de hacer productiva su inversión: "y después nos llaman sádicos" . Recuerdo un artículo en una revista del cono sur, en los años 70, sobre los roles masculino y femenino; allí se hacía una reflexión: cuando lo femenino exagera su rol, lo masculino hace lo propio, y viceversa. Eso por lo general no conduce a entendimientos. Juegos del ego. Pero sigamos con el tema que nos ocupa.

Nuestra capacidad de entrar en sintonía con un ser que nos imanta como complementario, no puede estar mediatizada por un patrón que, por demás, es fácilmente superable para muchos, en la medida en que atienden realmente a su sentir. ¿Vivimos con el ser real, digno representante del género o lo buscamos, sin tanta pretensiones maniqueas como los catálogos de las prótesis, o el antiguo 90-60-90?

¿Por donde transita la mujer, que anda en tal extravío? Por supuesto, podemos decir algo similar del género masculino, que potencia estos patrones. ¿Qué está pasando en nuestra matriz del deseo y del vínculo real?

En esta realidad de prótesis mamarias que nos constituye, ¿quién lleva los hilos de estas aberraciones? ¿Quién trafica con las angustias femeninas, ofreciendo acciones de dudoso rendimiento a futuro, sin ofrecer nada esencial para las enconadas insatisfacciones? ¿Por qué intervenir lo que naturalmente está bien?

Comparto la angustia de ser espectador de la negación implícita de la teta para el hijo posible o para el presente, cuando, con esa actitud de hacer de los propios senos unas “mercancías valorables”, en ese desquiciante valor de "alto rendimiento" en lo que a la atracción del otro se refiere, merma el acto de amamantar… Un alienado modelo que priva a la mujer, por lo general, en forma brutal, de su condición femenina más plena. ¿Es realmente una elección que muchas hacen? ¿Hasta cuánto es una elección consciente, documentada? ¿Cuanto de ignorancia priva en ese corte brutal del hilo de la vida, del ejercicio de la entrega, de la ternura en pasta, del ejercicio del amor en acción, si se quiere, hasta con una importante dosis de egoísmo, de gozo?

¿Cuánto del ego de la mujer queda satisfecho en ese sacrificio de brindar su cuerpo para una mutilación que se supone logra algo vinculado al deseo? ¿Cuánto dura la ilusión?

¿Cuánta ética habrá en los que están tras la caja registradora?

Aquí, en nuestro tramado social de hoy, en los que sabes que están presentes, cerca de ti, suceden cosas de este tenor. Conviene hablar de ello. En tu decisión el apoyo para que tanta futilidad cambie.



Lic. Ignacio Moreno
Psicólogo Social